EL BUEN PASTOR

El pastor con su rebaño es una imagen vivida y común en la Biblia. Los pastores y las ovejas se mencionan más de 300 veces, desde el primer " pastor ", Abel, el hijo de Adán ( Génesis 4:2 ). También fueron pastores personajes del Israel antiguo - Abraham, Moisés, David, Amós -, y las Escrituras se refieren a Dios de este modo: " Yavé es mi pastor, nada me falta... junto a tranquilas aguas me conduce, y conforta mi alma " ( Salmos 23 - Vulgata 22 -:1 ). La vida del pastor es de arduo trabajo y mucha preocupación, como le recordaba Jacob a su tio Labán: " De dia me consumia el calor y de noche el frio, mientras el sueño huia de mis ojos " ( Génesis 31:40 ). El pastor tenia que curar a sus ovejas enfermas y recoger a los corderos que no podian seguir al rebaño y " llevarlos en su seno " ( Isaias 30:11 ). Con su pesado y nudoso báculo ahuyentaba a los animales salvajes. Caminaba con su rebaño en busca de mejores pastos y fuentes de agua. ( Las " aguas tranquilas " del salmo 23 se refieren a que el rebaño bebe del agua estancada, pero rechaza la que fluye con rapidez ). Por la noche, el pastor calma a sus ovejas tocando su flauta de carrizo. Jesús no tardó en referirse a la imagen del pastor al cuidado de su indefenso rebaño. Hablando a los fariseos Jesús comentó: " Yo soy el buen pastor. El buen pastor expone su vida por las ovejas " ( Juan 10:11 ). La multitud que acudia a él para curarse le parecia " gentes... deshechas y abatidas como ovejas sin pastor " ( Mateo 9:36 ). Sus discipulos, que difundian sus enseñanzas, eran " como ovejas en medio de lobos " ( Mateo 10:16 ). Para que la gente comprendiera la urgencia de su ministerio, Jesús comparó la búsqueda que un pastor hace de una oveja perdida con su misión para salvar pecadores: " Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravia una de ellas, ¿ no dejará en los montes las noventa y nueve e irá a buscar la descarriada ? Y si llega a encontrarla, en verdad os digo que se alegrará más que por las noventa y nueve no descarriadas " ( Mateo 18:12 ). Con ello, Jesús comunica el mensaje de que el Padre Eterno no quiere que nadie se condene.