lunes, 19 de enero de 2009

SIGNOS DE REVERENCIA

En el antiguo Israel los preparativos para la adoración incluian el arreglo de las ropas, el lavado y las posturas del devoto; eran normas observadas para expresar reverencia al Señor. El primer ritual antes de la adoración en el Templo era el lavado de purificación, previo al ingreso al sacro recinto. Se han descubierto baños para la purificación - o mikvehs - que datan de los tiempos del Templo de Herodes, dispuestos en las entradas del lado sur de la colina del Templo. Se requeria una inmersión en el mikveh para limpiar impurezas tales como el tocar un cadáver o dar a luz. En contraste, el bautizo cristiano es un rito que simboliza el perdón del pecado original y que otorga pureza moral. Los israelis usaban ropas especiales para expresar reverencia. A Moisés en la zarza ardiente y a Josué en Jericó se les ordenó quitarse el calzado, porque el lugar donde estaban era sagrado. Posteriormente, los sacerdotes debian andar descalzos por los pisos de piedra del Templo. Sin embargo, mantenian la cabeza cubierta con un tocado especial - y, a través de los siglos, llevar la cabeza cubierta fue, para hombres y mujeres judios, simbolo de reverencia, especialmente cuando asistian a los servicios -. En la actualidad, los judios varones conservan la costumbre de usar en la cabeza el yarmulke, un casquete de tela ligera, durante la oración. Los primeros cristianos adoptaron costumbres diferentes; aunque las mujeres debian cubrirse la cabeza con un velo, los hombres debian quitarse el sombrero para orar. Para cumplir con la orden de llevar las leyes de Dios en la mano o en la cabeza, los judios varones llevaban tefillin ( filacterias ), dos cajitas ( actualmente de piel negra ) que por medio de correas se ataban una a la frente y la otra a la mano izquierda, que contenian - y contienen - pasajes de las Escrituras. También se ponian al orar el tallit o taled, un chal con un fleco ( zizzit ) en cada esquina. Las diversas posturas adoptadas para orar expresaban humildad y devoción. Se indicaba sumisión con una simple inclinación de cabeza; en un gesto más forzado, el devoto permanecia con el rostro hacia abajo, generalmente en señal de penitencia. Los que oraban a voces alzaban las manos y la mirada hacia el cielo, hacia Dios. Tanto la humildad como la esperanza se expresaban de rodillas y con los brazos extendidos hacia Dios.

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C.I.S.E.

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