" ¿ Y QUIÉN ES MI PRÓJIMO ? "

Hablando a una multitud, Jesús dijo que para alcanzar la vida eterna " amarás... a tu prójimo como a ti mismo " ( Lucas 10:27 ). Un doctor de la ley, queriendo justificarse, preguntó: " ¿ Y quién es mi prójimo ? " ( Lucas 10:29 ). Como respuesta, Jesús relató la parábola del Buen Samaritano. En el camino de Jerusalén a Jericó, una banda de salteadores esperaba a un viajero solitario para robarlo. Los bandidos asaltaron a un hombre, lo golpearon, le robaron y lo dejaron por muerto. Poco después, un sacerdote bajaba por el mismo camino y vio al hombre herido que yacia en tierra. Según la ley judia, si aquel hombre ya estaba muerto y el sacerdote tocaba el cadáver, quedaba contaminado y tendria que pasar siete dias de purificación ritual, lo cual interferiria en sus obligaciones en el Templo. Para evitar ese problema, el sacerdote tomó otra ruta y siguió su camino. Poco después, un levita que prestaba servicios en el Templo vio al hombre herido. Igualmente dio un rodeo para evitar todo contacto. Más tarde, un samaritano viajaba por el mismo camino. Al ver al hombre tendido, se detuvo y curó sus heridas. Después, lo llevó a un mesón para que cuidaran de él. Al dia siguiente, antes de irse, dio al mesonero unas monedas y le suplicó: " Cuida de él y lo que gastes de más te lo pagaré yo a la vuelta " ( Lucas 10:35 ). Jesús les preguntó su opinión y todos, incluso el doctor de la ley, admitieron que habia sido el samaritano, un extranjero que desdeñaba las costumbres judias, el que amó a su prójimo en el espiritu de la ley. El sacerdote y el levita habian vuelto la espalda a uno de su propio pueblo porque se preocupaban más por los ritos. Jesús terminó preguntando que quién habia sido el prójimo del herido. " El que se apiadó de él ", le contestaron.